Estas fechas son diferentes, para todo el mundo. Muchos se comportan de manera igual al resto del año, pero eso no quita que sean diferentes. ¿Por qué? Porque todo el mundo las hace distintas.
Personalmente me he sentido muy enrarecida y hastiada por los días que han corrido y no tenía ni remota idea de porqué. La inspiración parecía haberme abandonado e incluso las ganas se difuminaban entre el verde y el rojo tan característicos del ahora. Las felicitaciones han sido limitadas, aunque no me puedo quejar de las recibidas en absoluto (no como otros años...).
Finalmente he descubierto que me desagrada que sólo se presten atención durante estas fechas a las amistades. No por conveniencia o por hipocresía, sino por ocurrencia. No sé si consigo explicarme, pero que se recuerden a los seres queridos durante una época del año en lugar de recordarlos de vez en cuando por impulso me enfurece un poco. Yo me acuerdo por lo general en días normales, llamo para tomar un café por impulso... Pero el resto sólo toma estas fechas para hacer sus huecos en la agenda... Supongo que es algo inevitable.
Quien me hubiera dicho la mañana de ayer que iba a ver las campanadas en directo... le tomaría por loco. Pero finalmente fue una experiencia que se me presentó gratuitamente y puedo presumir de haberme resultado agradable. Una muestra de ello es la foto que presento hoy, hecha con una compañía agradable y fructífera.
